Si has tenido este pensamiento en algún momento al verte las piernas, en la piscina, en la playa… no dejes que te vuelva a suceder. Postergar es una actitud humana, que de un modo u otro nos afecta a todos en algún aspecto de nuestras vidas. Es muy frecuente, que durante los meses de invierno al no exponer las piernas no seamos tan conscientes del problema de las varices. Igualmente, el frío hace que los síntomas de insuficiencia venosa (pesadez, dolor, calambres…) mejoren, incluso desaparezcan.
Todo ello provoca la “tormenta perfecta” para que año tras año, verano tras verano, nos sigamos viendo las piernas con varices, al no haber aprovechado la época invernal para deshacernos de ellas.
¿ES VERDAD QUE LAS VARICES NO SE PUEDEN TRATAR EN VERANO?
Las varices, técnicamente sí que se podrían tratar los meses de calor, teniendo determinadas precauciones. De hecho, hay países y zonas geográficas, que por sus características climatológicas se puede afirmar que es “verano” casi todo el año. Aún así, los compañeros cirujanos vasculares de esos países tratan a sus pacientes. Sin embargo, ya que nosotros tenemos estacionalidad, es más conveniente aprovecharse de este hecho y evitar los inconvenientes propios del calor.
Los principales problemas serían:
–La exposición al sol y la pigmentación (manchas en la piel)
Los propios tratamientos para eliminación de varices, pueden en ocasiones generar cierto grado de pigmentación. Dicha pigmentación, suele desaparecer sola, aunque puede tardar meses. Si a esas manchas les da el sol, va a provocar una mayor dificultad en eliminarlas.
-Calor y medias de compresión
Las medias de compresión son muy útiles y recomendables durante algunos de los tratamientos de erradicación de varices. Es evidente lo poco soportable que pueden ser este tipo de medias en veranos calurosos.
¿CUÁNDO ES EL MEJOR MOMENTO PARA TRATARSE?
Lo ideal es acudir para valoración pasado el verano (de Septiembre a Noviembre) con la intención de programar el tipo de tratamiento y el número de sesiones necesarias. De ese De este modo, ya se pueden agendar las sesiones determinadas para cada paciente en concreto. En términos generales, las pacientes suelen precisar de media entre 3 y 5 sesiones para tratarse. Obviamente dependerá mucho de la cantidad y severidad de las varices. Dichas sesiones, las separamos entre 3 y 4 semanas cada una de ellas, con lo que hay que contar con un mínimo de 3 meses para dejar las piernas lo mejor posible.
Como en tantas cosas, la prisa no es buena consejera en este tipo de tratamientos. Lo ideal es prolongarlos en el tiempo, para un mejor resultado.
Teniendo en cuenta todo esto, MI CONSEJO PARA EMPEZAR A BORRAR ESAS VARICES: LLAMA YA Y CONCIERTA UNA CITA PARA VALORACIÓN EN SEPTIEMBRE, OCTUBRE O NOVIEMBRE.
DE ESTE AÑO NO PASA… ¡EL VERANO QUE VIENE SIN VARICES!